“Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo” (Mateo 28:19)
Gracia y Paz a todos mis hermanos en el amor en cristo, Amados en esta ocasión quiero traerle un mensaje de impacto para aquellos, que aún desconocen la verdad, recuerden que la verdad nos hará libre de toda atadura diabólica.
Pero antes quiero darle GRACIAS a mi DIOS, como es mi costumbre y respeto, por seguir dándome esa sabiduría de lo alto, para alertar y llevar a mis hermanos a la verdad.
Una verdad llena de amor como nos enseñó y nos sigue enseñando nuestro Padre Celestial por medio de su Hijo Jesucristo y el consolador Espíritu Santo.
En otra enseñanza, ya que es lo he estado haciendo atreves de todo estos tiempo, explicare con detalles el libro de Mateo y sobre el verdadero bautismo de los cristianos.
Sin más preámbulos empecemos esta enseñanza edificadora para los que deseen conocer la verdad.
Usted puede estar seguro que lo que va a leer en esta enseñanza está sustentada con la palabra de Dios, La Sagrada Biblia, como siempre lo he venido haciendo.
Todo argumento debe estar sustentado con la biblia, si no es así, no es sana doctrina. Lo invito a que tenga su biblia en la mano y corrobores cada versículo que voy a nombrar, así mismo, ustedes hermanos en el amor en cristo, escudriñen la santa escrituras para que no le metan gato por liebre.
Una de las creencias más arraigadas entre los cristianos es que el bautismo debe ser dispuesto únicamente por los pastores o los obispos de las iglesias. Los que así creen no han investigado bien las Escrituras para saber exactamente a quiénes corresponde la responsabilidad de administrar el bautismo tal como Cristo lo ordenó en Mateo 28:19. En este pasaje Jesús se dirige a sus once discípulos (los apóstoles) y a ellos les manda a hacer discípulos y a enseñarles a guardar todas las cosas que él les ordenó. Lo interesante del caso es que estos apóstoles no eran pastores de iglesias, ni diáconos, sino discípulos con rango de apóstoles. Aquí Jesús no usa el vocablo apóstoles sino discípulos y esto es singular, ya que es a discípulos a quiénes él les manda a hacer MÁS discípulos y a bautizar.
¿Quiénes son los discípulos?
Hemos visto que los discípulos deben hacer más discípulos, y la Biblia dice que Jesús tuvo muchos discípulos, y más aún, después de su muerte. El libro de los Hechos nos dice también que los discípulos convertidos en Samaria fueron llamados por primera vez‘ cristianos’ (Hechos 11:26,27). Así que un discípulo es un cristiano convertido. Y estos discípulos de los discípulos-apóstoles continuaron el mandato del Señor de hacer más discípulos y bautizando a los nuevos conversos. La responsabilidad del bautismo recaía sin duda en los mismos evangelizadores, en todos aquellos que difundían la Palabra de Dios en las diferentes ciudades y aldeas de aquel entonces. La tarea de evangelizar no era completa si no seguía el bautismo como resultado de la conversión. Entonces la tarea de enseñar y bautizar era la gran comisión de Cristo para sus discípulos en general, los cuales predicarían el mensaje-evangelio a otras personas.
Felipe, evangelista y diácono
En Hechos leemos de la persecución que sobrevino a la iglesia de Jerusalén, así: “Y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y Samaria salvo los apóstoles”. Así que la iglesia de Jerusalén fue esparcida a otras ciudades a raíz de la persecución de Pablo (Hechos 8:1). ¿Y qué hicieron los creyentes esparcidos por aquellas tierras? “Pero los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio” (Hechos 8:4). ¿Y quiénes bautizaban? Por lo pronto tenemos el informe de uno llamado Felipe que bautizaba. Este Felipe no era el apóstol Felipe, ya que Hechos 8:1 nos informa que los apóstoles no partieron con la iglesia dispersada. Este Felipe era probablemente un diácono de la iglesia de Jerusalén, y de él se dice lo siguiente: “Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo, se bautizaban hombres y mujeres” (Hechos 8:12). Aquí vemos a Felipe predicando el evangelio del reino y el nombre de Jesús, y los que creían fueron bautizados, aunque no se dice expresamente que Felipe fuera el que los bautizó. Tal vez fue ayudado por otros hermanos. Pero el hecho importante es que Felipe no era un apóstol del Señor, ni un anciano de la iglesia dispersada. Por otro lado, en Hechos 21: 8-9 leemos también: “Al otro día, saliendo Pablo y los que con él estábamos, fuimos a Cesarea; y entrando en casa de Felipe el evangelista, que era uno de los siete (diáconos), estuvimos con él. Este tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban”. Así que este Felipe parece ser uno de los 7 diáconos elegidos por la antigua comunidad cristiana de Jerusalén y que se desempeñaba como evangelista en Judea y Samaria.
Ananías y el bautismo de Saulo
En Hechos 9 tenemos la historia de la conversión de Pablo. Un tal Ananías es encomendado por el Señor para restaurar la vista del invidente Saulo y de imponerle las manos para que recibiera el Espíritu Santo y luego ser bautizado (Hechos 9:17-18). Y aunque no se dice quién bautizó a Pablo, es probable que lo haya hecho el mismo Ananías. Pero, ¿quién era Ananías? Según lo registrado en Hechos 9:10, Ananías era simplemente un discípulo del Señor, uno de los 70 discípulos que Jesús había mandado a predicar delante de él a las distintas ciudades (Lucas 10). Ojo que no se dice que Ananías era un diácono, pastor, u obispo, sino solamente un discípulo como usted y yo. Y es seguro que este mismo discípulo bautizó a Pablo una vez que éste recibiera el Espíritu Santo por la imposición de manos.
El bautismo de la familia de Cornelio
En Hechos 10 tenemos la historia de la conversión de Cornelio y de sus familiares y amigos más cercanos, los cuales aceptaron el evangelio a través de Pedro, siendo inmediatamente bautizados por orden de apóstol: “Y mandó bautizarles en el nombre del Señor Jesús” (Hechos 10:48). ¿A quiénes mandó Pedro a bautizar a Cornelio y a sus allegados? Todo parece indicar que fueron aquellos que acompañaron a Pedro hasta la casa de Cornelio: “…y le acompañaron algunos de los hermanos (fieles de la circuncisión) de Jope” (10:23,45). Así que estos hermanos de Jope seguramente procedieron a bautizar a los familiares y amistades de Cornelio (Hechos 10:24). Tampoco se dice acá que estos hermanos de Jope fueran ancianos, diáconos u obispos de algunas de las iglesias.
El bautismo de Crispo y su Familia
Dice Hechos 18:1-8, de este modo:
“Después de estas cosas, Pablo salió de Atenas y fue a Corinto... Y discutía en la sinagoga todos los días de reposo, y persuadía a judíos y a griegos. Y cuando Silas y Timoteo vinieron de Macedonia, Pablo estaba entregado por entero a la predicación de la palabra, testificando a los judíos que Jesús era el Cristo. Pero oponiéndose y blasfemando éstos, les dijo, sacudiéndose los vestidos: Vuestra sangre sea sobre vuestra propia cabeza; yo, limpio; desde ahora me iré a los gentiles. Y saliendo de allí, se fue a la casa de uno llamado Justo, temeroso de Dios, la cual estaba junto a la sinagoga. Y Crispo, el principal de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su casa; y muchos de los corintios, oyendo, creían y eran bautizados”. Nótese que muchos Corintios, así como Crispo, un hombre importante de la sinagoga, y su familia, fueron bautizados... ¿por quiénes? Sin duda, por Pablo, Timoteo y Silas y un tal varón llamado Tito (o Titio) Justo quienes estaban con Pablo. Sabemos que Timoteo, Silas y Justo no eran apóstoles, ni ancianos, ni pastores, ni diáconos de alguna iglesia, y sin embargo, bautizaban. ¿Y por qué bautizaban? Porque eran evangelistas que estaban cumpliendo la gran comisión ordenada por Jesús en Mateo 28:19,20.
Lo que evidencia el NT con relación al bautismo
Lo que el Nuevo Testamento evidencia sobre el bautismo en la evangelización del primer siglo es que esta práctica fue llevada a cabo primero por los apóstoles del Señor, luego por un diácono (Felipe), luego por evangelistas como Timoteo y Silas, luego por algunos fieles de la circuncisión, y luego por los discípulos como Ananías y Justo.
No encontramos evidencia de que esa práctica fuera llevada a cabo por los mal llamados clérigos de las iglesias o por ministros ordenados. Cuando se sostiene que el bautismo sólo debe ser practicado por los Pastores u Obispos, lo que se está diciendo es que sólo ellos son los llamados a evangelizar, y eso es totalmente falso. La idea de que el Pastor es el único que puede bautizar es peligrosa, porque le da una autoridad exclusiva a éste la cual no se la ha otorgado jamás. Esto hace que el creyente se sienta obligado a permanecer en una determinada iglesia porque cree que debe ser fiel al pastor que lo bautizó.
La verdad es que todo cristiano está llamado a hacer discípulos, y no tan sólo los apóstoles, pastores, o los mal llamados “clérigos”. Y si usted está llamado a hacer discípulos, usted debe completar el mandato bautizando a los que creen en el Señor. ¡Usted no debe quedarse a la mitad del camino!
Hay personas que predican el evangelio, y una vez que logran hacer discípulos, éstos son transferidos al Pastor de la Iglesia para que los bautice. ¿Dónde está eso en la Biblia, por favor?
La iglesia Católica sostiene que el bautismo sólo puede ser administrado por los sacerdotes de la iglesia, y no por los llamados laicos. Esta es una falacia de marca mayor. Esta distinción entre laicos y clero es ponzoñosa y falaz, ya que la Biblia no hace esta clase de distingos. Todos aquellos que hacen discípulos pueden y deben bautizar a sus discípulos, cumpliendo así con el mandamiento del Señor en Mateo 28:19,20. Estos nuevos creyentes bautizados son automáticamente añadidos a la iglesia del Señor (Hechos 2:41,47) para ser perfeccionados por los pastores (“Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo”—Efe. 4:11,12).
Así que los pastores no fueron necesariamente llamados a bautizar a los nuevos santos o conversos, sino sólo aPERFECCIONARLOS. Por lo tanto, no se preocupe en buscar a un pastor para que le bautice una vez que usted haya creído en Cristo y su evangelio, pues él no fue llamado para eso, sino aquel que le enseñó el evangelio (su maestro). Recuerde que no hay ningún solo caso de bautismos de pastores en el NT. Sin embargo, si el pastor sale a la calle para buscar perdidos, y los convierte al Señor, él también está autorizado para bautizarlos. La iglesia sólo debe cobijar a los ya convertidos para ser perfeccionados por los pastores.
Que Dios les continúe bendiciendo.
Misionero Rogers I.
Estudiante de la Biblia